Estoy ahí, como un poeta romántico, en comunión con la naturaleza y los animales, lejos de la urbe abominable. En cualquier momento tendré una visión onírica que me transportará a la Edad Media y compondré un bello poema en forma de canción popular que evoque los sonidos de la tradición. Criticaré la Revolución Industrial y la explotación de los niños deshollinadores de la vieja Londres, símbolos de pureza e inocencia corrompidos por la civilización.